¿TE SABES EL CATECISMO?



Novisima Edición 1913



En el Catesismo del Padre Ripalda, (preguntas y respuestas), que en algunos ambientes de la Iglesia fue criticado por ser repetición sin comprensión, están plasmadas las "Obras de Misericordia" son obras... es decir, hay que hacerlas, llevarlas a cabo, realizarlas.... practicar. Busqué en los nuevos catecismos (de comprensión sin repetición) y no las encontré. Me pregunto ¿si no conocemos las Obras de Misericordias si no las repatimos hasta grabarlas en nuestra memoria cómo vamos a comprenderlas y después ponerlas en práctica? Esto para poner un ejemplo.

Cuando Linda, la mamá de mi amiga Yoli, se fue haciendo muy ancianita tenía Altzheimer, no se acordaba de nada, ni siquiera de su propia hija, ella decía que era su hermana y otras veces ni siquiera a categoría de hermana llegaba, era una total desconocida. Pero.... en Misa podía repetir todas las respuestas a las invocaciones: "El Señor esté con ustedes " "Y con tu Espíritu" contestaba sin ninguna duda y así toda la Misa. Cuando se angustiaba, o sentía algún sufrimiento, (verdadero o imaginario), Linda se ponía a rezar, repetía el Avemaría y otras oraciones. Ella había olvidado todo, pero su memoria tenía grabada a fuego las oraciones y sobre todo sabía que en las oraciones, repetidas tal vez sin comprensión, estaba su salvación, su paz.

Que triste sería para nosotros llegar a esas alturas de la vida con esos huecos en la memoria y sin nada que haya quedado grabado a fuego como para hacerle frente al caos.

Para completar, aquí están las Obras de Misericordia: a ver si las podemos recordar y poner en práctica:

Las obras de misericordia corporales son:

Visitar y cuidar enfermos.
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Dar posada al peregrino.
Vestir al desnudo.
Redimir al cautivo.
Enterrar a los muertos.

Las obras de misericordia espirituales son:

Enseñar al que no sabe.
Dar buen consejo al que lo necesita.
Corregir al que yerra.
Perdonar las injurias.
Consolar al triste.
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
Rogar a Dios por los vivos y difuntos.