*27* Que este mismo ideal, la salvación de las almas informe a todos mis hijos: que ninguno rehúse ningún sacrificio por salvar las almas, que todos tengan a grande dicha el poder morir por ellas a ejemplo tuyo, ¡Oh Señor, concédeme la gracia del martirio! Sagrado Corazón de Jesús en ti confío.
*28* Que el amor inmenso con que tú nos has amado, dulcísimo Jesús, sea el amor con que todas las Misioneras Clarisas amemos a todas las almas, empezando con un amor muy exquisito por nuestras propias hermanas, un amor sin singularidades, sin mimos; sino santo, puro, sin egoísmos, con delicadezas de madre y con espíritu varonil.
*29* Un amor que ayude siempre al que está próximo a caer, que no se escandalice por las faltas que ve, que sepa siempre disculpar, consolar, tolerar, aguantar las impertinencias, con la delicada ternura de que tú nos diste ejemplo, divino Maestro.
*30* Yo soy la esposa, tú el Esposo: a ti te toca darme hijas e hijos que se extiendan por toda la tierra, que pueblen el cielo. Me entrego a tu voluntad, no rehúyo los sufrimientos, los dolores; quiero almas solamente que te glorifiquen y te alaben eternamente.
*31* Oh Jesús Maestro, me enamoras! Si, tú eres el amor de mi alma. ¿Cómo es posible que haya almas que no te aman? ¡Concédeme que te dé a conocer al mundo entero, que te amen todos, como yo te quiero amar!
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