martes, 27 de julio de 2010

PENSAMIENTOS MADRE MARÍA INÉS. Almas

*32* Enséñame a ser como tú, dulcísimo Jesús, que no piense en mi misma jamás, que mis atenciones, mis cuidados, mis amores, sean para las almas que me has encomendado. ¡Sálvalas!

*33* Que allí donde me lleves a mí, a tu lado, a tus eternas moradas, estén también ellos, todos, sin que me falte ninguno. Tuyos eran y me los diste, yo quiero volverlos a ti como una casta virgen engalanada para su Esposo.

*34* Mi corazón se enardece, se inflama, se enamora más de las almas, ¡quisiera conquistarlas a todas para Dios.

*35* Enamórame hasta la locura de las almas. Que me sacrifique sin cesar por ellas, que para ellas sean mis anhelos todos, mis ansias, mis martirios interiores; que te salve Jesús, que te salvemos muchas almas.

*36* Da a este Instituto como herencia el anhelo insaciable de la salvación de las almas. Pero que este anhelo se base ante todo en la unión contigo, en una vida inmolada, silenciosa, oculta: en una vida que, manando de la vida interior se desborde en un apostolado fecundo y generoso, sencillo y alegre en medio de las penalidades que le darán más consistencia, más vigor, más lozanía.

*37* Almas, Jesús, almas para la Santísima Trinidad. Almas que tú creaste, que formaste en las que te incrustaste todo entero por el santo Bautismo. Pero cuántos millones de ellas, desde la creación, han vivido sin la gracia sobrenatural; no ha habido quien regenere sus almas en las aguas saludables del Bautismo. ¿Qué pasa, Señor, si las creaste por amor?

*38* Oh amor de predilección por mi alma! Llama a todas las almas Señor a tu Reino. Quiero almas, todas las almas. Te pido que nos hagas omnipotentes contra tus enemigos. Que te salvemos millones de almas. Ve Jesús que es el fin de mi vocación, que lo ha sido desde que me transformaste en ti, y me desbarato toda de ver tan poco fruto.

*39* En la salvación de las almas está tu inmensa gloria, está tu consuelo, la dicha del Padre que recupera a su hijo que había perdido. ¿No he de querer salvarte muchas almas? Pero Jesús, ¿en qué se me había ido el tiempo?... y aquí, sin amargura, pero con intenso sentimiento mi alma se humilla, pero sumergida en el AMOR, y ruega intensamente, y pide, y espera y se cree omnipotente.

*40* Si logro mi santificación daré mucha gloria a Dios, más que con la conversión de muchas almas; pero nunca puedo apartar a las almas de mi camino; son, han sido siempre el sostén de mi vocación, la fuerza en mis penas y amarguras. Unidas a los méritos infinitos de Jesús quiero negociarlas por la salvación de todos los hombres.

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