Date cuenta que llevas en tí al mismo Espíritu que lanzó a Jesús a la misión. La duda dentro de tí es la validez y utilidad de lo que vives y anuncias.Son las tentaciones del discípulo y misionero ¿no será mejor convencer con la influencia? ¿no será mejor que se hagan campañas espectaculares o grandes congresos? El mayor miedo ante el envío es el de la "pobreza" de tu capacidad y la "pobreza" de los destinatarios. No te extrañe sentir cierto reparo de presentarte con la debilidad de la cruz -camino de entrega y amor- y dirigirte a los pobres porque son los destinatarios preferidos de Jesús.
Cumple tu misión siguiendo los pasos de Jesús, Él siendo Señor se hizo servidor y obediente hasta la muerte de cruz.
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