Esta oración, atribuída a San Ignacio de Loyola, siempre ha sido una de las oraciones eucarísticas mas hermosas, y es común repetirla después de la comunión. Pero también nos podemos quedar con un pedacito, por ejemplo, cuando la tentación arrecia: "Del enemigo malo....." O cuando el temor nos angustia: "dentro de tus llagas....." y así cada uno puede encontrar en esta oración su propia jaculatoria que le de consuelo y fortaleza en los distintos momentos o situaciones que atravesamos.
“Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo maligno, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos
Amén."
También la agrego en video.
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