Desde las primeras Constituciones, aprobadas en 1953, la Madre Inés manifiesta su deseo de extender el carisma misionero a jóvenes laicos. Ella sabe perfectamente que las religiosas no pueden penetrar en ciertos ambientes como son los negocios, la política, la publicidad, etc. Y la evangelización es necesaria en todos esos medios, donde mujeres y hombres realizan actividades importantes para la sociedad. Van-Clar es primero un sueño y luego, una realidad. La forma abreviada de las vanguardias clarisas, representa la esperanza de llevar el evangelio vivo, a los espacios que por su condición de religiosas, ellas no pueden abarcar.
Estos seglares comprometidos, misioneros laicos, empiezan a surgir poco a poco, en algunas de las ciudades donde hay casas de religiosas misioneras clarisas. Primero en California, luego en Puebla, más tarde en Monterrey y así sucesivamente. Su lema “Vivir para Cristo” significa responder a las promesas bautismales dando testimonio cristiano en la familia, el trabajo, la escuela, con los vecinos, etc.
Para 1966, la Madre María Inés, con algunas religiosas, elaboran los primeros Estatutos de Van-Clar, y después de años de estudio y análisis, son aprobados por el Capítulo General de 1973.
Actualmente Van-Clar se encuentra diseminado en muchas partes del mundo y también, como la propia Congregación de Misioneras Clarisas, ha tenido períodos de desarrollo y de enormes frutos; como también ha sufrido otros, de desánimo y escepticismo. Aún así, el movimiento Van-Clar ha dado vocaciones religiosas y sacerdotales, y un considerable número de muchachos y muchachas han vivido la experiencia de dar un tiempo de servicio a la Iglesia en la Congregación, dejando familia, amigos, estudio y trabajo.
Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal
A través de diferentes acontecimientos, la madre María Inés ve manifestarse la voluntad de Dios. Cuando algunos chicos misioneros sienten la vocación del sacerdocio pero a la vez, desean seguir siendo misioneros, la madre acoge la llamada para fundar una congregación misionera masculina que viva el carisma de las misioneras clarisas. Los primeros Misioneros de Cristo son recibidos en el Seminario Arquidiocesano de Monterrey en calidad de internos, y bajo la vigilancia del Obispo Juvenal Porcayo Uribe. Años más tarde, el Arzobispo de Acapulco, Rafael Bello, es designado como responsable de la nueva congregación, cargo que sigue desempeñando hasta la fecha.
Los misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, poco a poco han ido cosechando sus frutos. Actualmente hay diez sacerdotes, un diácono y otros hermanos; la mayoría, profesos de votos temporales que estudian en el seminario mayor de Monterrey.
hola me agrada tanto k sigan con Vanclar ya tiene rato k por cuestiones de la vida no he podido visitarlos pero l verdad es k Vanclar te da muchas oportunidades de conocer una nueva familia tal es asi k aun tng contacto con los k fueron d mi grupo!!!
ResponderEliminar