Ayer, buscando una referencia de un comentario que hizo una querida amiga de México, fuí sorprendida por un blog que su nombre no puede ser repetido aquí, o sea una "palabrota" y todo en su interior, era de ese tipo, sin embargo, encontré lo que buscaba. Pero lo que hizo que mi envidia aflorara, toda verde y reluciente, fue la cantidad de visitantes: simplemente en este momento tiene casi 300 visitantes, ayer tenía en la tarde casi 500; visitantes de todo el mundo, eso sin contar los seguidores, y los temas que trata son muy variados incluso hasta religiosos.
Y pensé: y este pobre bloguecito, apenas y alcanza dos visitantes juntos por día, alguna vez me ha tocado ver cuatro... y eso si me cuento yo..(gulps).... luego pensé, bueno, no a todo mundo busca en el internet cosas de la fe, de hecho muy pocos.... pero la envidia siguió su camino como un río de lava verde....¡qué fea es la envidia!, para que sirve. Quema lo poquito bueno que haya uno alcanzado, se pierde la paz, se esconde como un virus y forma tumores que luego explotan, descomponen y destruyen el tejido sano.
Me quedó claro que hay que seguir luchando, buscando crecer, y hacer lo que creo correcto, sin ansiar, ni desear, solo caminar con la mirada puesta en donde tiene que estar, en Jesús, lo demás no importa... Jesús no me va a preguntar ¿cuántos visitantes tuviste en tu blog?... ¿acaso te pedí un blog con una cuota diaria de visitantes? pero.... esas estrellitas parpadeantes me siguen molestando.... mmmm.
no permitas que eso te detenga. los bloques de construccion para un mundo mejor se conforman d perqueños granos de arena. con cariño. bye.
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