Para ser un buen discípulo misionero necesitas formarte, Quizá alguna vez pensaste que te bastaba la buena voluntad y te lanzaste, pero pronto te diste cuenta de que, hicieras lo que hicieras, te sentías inseguro. Y es que no puede ser de otra manera, porque un discípulo misionero no nace, se hace.
La fe que anuncias tiene que se entendida, porque no crees en un absurdo. Tu capacidad de pensar la tienes que poner al servicio de la verdad sobre Dios.
Tu capacidad de entender y la capacidad de los destinatarios deben quedar "tocadas" por el mensaje que llevas. La fe se aloja más a gusto en una mente abierta, capaz de pensar, de razonar y de preguntar que en una mente cerrada por la ignorancia. Son muchas mas las dudas de fe que proceden de la ignorancia que las de una menta ávida de entender.
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