Muchos, millones de personas vieron en vivo al Papa Juan Pablo II, algunos porque estuvieron en Roma, otros porque el Papa visitó sus países. Y yo fui una de esas personas. En el año de 1979 en el mes de Enero. En el primer viaje que hizo el Santo Padre después de ser electo. En aquellas épocas vivía yo en Monterrey, mi tierra. Nos fuimos muy tempranito a eso de las 4:00 de la mañana al plan del Río Santa Catarina para tener un buen lugar. Nos abrigamos con todo lo que encontramos y nos dispusimos a esperarlo. ¡qué experiencia!... amaneció y nos encontramos con un río de gente que llenaba el Río, éramos más de dos millones de gentes esperando a Juan Pablo II que llegaría a eso de las 5:00 de la tarde. Todo el día hubo quién nos mantuviera animados...cantos, oraciones, porras... ya para eso de las 4:30 de la tarde el frío nos tenía congelados hasta los huesos, yo apenas comí un poco y evité todo lo que pude los líquidos.
El sol no había aparecido en todo el día porque había nubes muy densas, tanto que cubrían totalmente nuestro famoso y querido Cerro de la Silla. Entonces, el Padre Aureliano Tapia Méndez, con su vocerrón al micrófono que se encontraba en el Puente San Luisito (Ahora Puente Juan Pablo II), nos dijo: ¡Vamos a rezar un Padrenuestro para que el Papa pueda ver el Cerro de la Silla... y ahí estamos esos dos millones rezando a voz en cuello el Padrenuestro, se oía como oleadas que aumentaban y disminuían con el aire que soplaba a una temperatura de 0° C por el plan de río, tan fuerte, que nos hacía temblar .
Pasaditas las 5:00 empezamos a oír a lo lejos el ruido de los helicópteros que se acercaban, todavía hoy que lo platico me emociono y se me pone carne de gallina (me pongo chinita), el ruido iba en aumento y pronto vimos los helicópteros y en medio de ellos uno más grande y blanco que empezó a brillar con el primer rayo de sol que veíamos en todo el día. Al voltear hacia el poniente vimos como se abrieron las nubes como un telón y al mirar hacia el oriente el Cerro de la Silla quedó limpio y brillaba de un color verde intenso como esmeraldas porque estaba congelado y el hielo reflejaba los rayos de sol que eran los últimos antes de que el sol se ocultara tras el cerro de las Mitras....
Cuando el Papa estuvo en aquel puente, de las primeras cosas que dijo fue !ah que hermoso su Cerro de la Silla! y eso fue llorar, gritar, aplaudirle......Nos bendecía y miraba, y cada uno decíamos: ¡¡¡me está viendo a mi!!! ¡¡¡me está viendo a mi!!!! Y todos sabíamos que estabamos en la presencia de un santo, no importaba que tan lejos lo viéramos su presencia era tan fuerte, tan cercana, tan cálida que se nos olvidó el frío y cantábamos y gritábamos para que no se fuera.....
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